Salud

Control de los Factores Ambientales en la Displasia de Cadera


La displasia es una enfermedad que afecta en mayor o menor medida a la mayoría de las razas e incluso mestizos,con especial incidencia en perros de raza grande,
entre los que se encuentra el Golden.La incidencia estadística en nuestra raza es de aproximadamente un 20%,
ese es el riesgo que asumimos
al decidirnos por un cachorro de Golden Retriever, aunque por supuesto ese porcentaje variará según la procedencia del cachorro.

En cachorros criados sin control, procedentes de tiendas, criadores multirrazas, etc. el porcentaje es significativamente mayor.
La displasia de cadera  es la suma de varias imperfecciones en la cabeza del fémur, el acetábulo y la  unión de ambos.
Estas imperfecciones con el tiempo desencadenan otras. Básicamente un perro displásico tiene el acetábulo de la cadera que abarca menos de lo que debería
(esto es estrictamente genético) y tiene la cabeza del fémur más o menos plana,
que puede estar malformada por genética o haberse deteriorado por la incongruencia con el acetábulo, donde los roces van "limando" y deformando el hueso.

Por lo tanto al juntarse un acetábulo algo plano con una cabeza de fémur no del todo redonda,
la cadera no rota bien. Este roce provoca micro fracturas y deformaciones de la estructura del hueso,
y de aquí viene el otro signo importante, que es el que da los síntomas de dolor y lo que disminuye realmente la calidad de vida del perro: la artrosis...
producida por la fricción y el roce.

Los huesos de la cadera están sujetos por diversos músculos y tendones cuyo desarrollo también afecta a la posición y estabilidad de la cadera.
Aunque la displasia es una enfermedad fundamentalmente de origen genético, hay determinados factores ambientales que pueden agravarla,
o hacer que ésta de la cara en animales con predisposición a sufrirla.

Una cadera perfecta no se estropea por factores ambientales, el acetábulo abarca perfectamente la cabeza del fémur,
bien redonda y el cartílago no sufre presión o fricciones por ningún lado, no hay salientes, puntas o irregularidades vulnerables al roce o al deterioro.
En caso de traumatismo podría sufrir una fractura, pero difícilmente una displasia.

Una cadera sana, con algo de laxitud debida al crecimiento, puede empeorar. Si la laxitud aumenta, dejará de encajar perfectamente... si cuidamos esa laxitud,
lo más probable es que con el tiempo y la masa muscular adecuada la cadera esté en su sitio cuando el animal haya completado su crecimiento.

Una cadera regular con algunas imperfecciones que es sometida a estrés por sobrepeso y ejercicio excesivo puede terminar siendo una cadera enferma.
Mientras que con unas mínimas precauciones y cuidados, puede
  permitir al perro llevar una vida totalmente normal sin necesidad de cirugía.

En una cadera con malformaciones graves no podremos evitar una displasia de ningún modo,
pero todo lo que podamos hacer para frenar la aparición de la artrosis irá en beneficio del perro.
Incluso llegado el caso aumentará las posibilidades de que la cirugía tenga éxito.

Existen muy pocos perros con caderas absolutamente perfectas, casi todas, incluidas las caderas “A”
  tienen algún pequeño grado de deformación,
aunque sean perfectamente sanas y aptas para la cría. Por tanto, y a pesar de haber elegido un criador responsable para adquirir nuestro cachorro,
como no podemos saber de antemano qué tipo de caderas tendrá nuestro cachorro,
lo único que queda en nuestras manos es cuidar las articulaciones lo mejor posible, por si acaso.

Las articulaciones de un cachorro en crecimiento son delicadas y soportan una gran tensión.
Los retrievers en general son perros robustos, pesados y crecen con rapidez, lo que aumenta su predisposición.
El sobrepeso, un crecimiento demasiado rápido, el exceso de ejercicio, los factores hormonales y las lesiones o traumatismos, podrían dañarlas irremediablemente.
La etapa de mayor riesgo se da entre los 3 y los 9-10 meses de edad, hasta que comienza a cerrarse el acetábulo de la cadera.
A la hora de adquirir un cachorro, debemos controlar la buena salud de su genealogía,
pero además hay una serie de precauciones que debemos tomar durante su etapa de crecimiento, para tratar de evitar los riesgos en lo posible.

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